miércoles, 1 de diciembre de 2010

Palabras sobre la necesidad de permitir el aborto legal, seguro y gratuito. A sacarse la careta. x Cristian González


Un día en el infierno sobre la tierra que es la vida de esa masa 'estadística' que vive en la indigencia,
que no tiene opción, que no recibe todas esas 'legalidades' a las que puede acceder la clase media instruida, y cuyas mujeres sufren terriblemente la opresión, con todas los nombres que le podamos poner. Un día en esas vidas (o un poco de empatía a distancia) creo que haría cambiar o al menos dudar de la visión 'filosófica' 'abstracta' y legalista de much@s. Es fácil hablar de planes, de conciencia, de responsabilidad, de leyes, de hacerse respetar, para esas mujeres que serán profesionales, que podrán tener independencia económica... etc.
Pero no son ellas, en general, las que se van a morir por abortos clandestinos, por la falta de atención, de asesoramiento. Ellas lo hacen si, abortan, en su gran mayoría, con psicólogos, médicos, asesoramiento. Ellas leen, hablan en voz alta, seguras de si mismas. Ellas tienen mas, muchas mas posibilidades de hacer una denuncia, porque sus títulos, su tono imperativo, sus autos, sus contactos sociales y profesionales, en definitiva su cercanía con el 'aparato' de las leyes, la ponen por encima del policía, reclutado en la clase de la otra... esa que tiene aún profundos vínculos con el campo, que es violada y no puede hacer nada porque en general los policías son cómplices de los prostíbulos, cobran un canon por machismo.
Ellas tiene que volver a la villa, donde la vida vale menos, donde todos viven el día a día, donde la violencia y la desesperanza muestra su rostro mas descarado. Ella también va a abortar, pero no tiene el dinero, los contactos. Esta muy empapada en el tabú, el oscurantismo, sino ella, su entorno. Rodeada de iglesias evangélicas, de misticismo. Ella, a diferencia de la otra, no tiene doble moral. No va a la iglesia a hacer sociales para hacer todo lo opuesto a lo que predica. Directamente no va, o si va, termina acatando, encontrando una salida mística pero extremadamente disciplinada a su miseria. Ella se va a morir, muy probablemente. Nadie nunca se preocupó de su vida. De que este sistema la deje tirada, la violente, no le dé un futuro. Pero si, de forma hipócrita, se preocupan de no tener un esclavo mas para su sistema, para engrosar la maquinaria, para ampliar el ejército de reserva industrial, y los soldados para sus ejércitos, su policía. Vamos entrando en el tema de que el aborto es no sólo un tema de género, es profundamente clasista, es de clase social. No legalicemos el aborto. No matemos el tabú, dejemos a la iglesia agitar una de sus banderas mas preciadas. La 'chicas bien' lo seguirán haciendo. El comercio seguirá existiendo. Las proletarias también lo seguirán haciendo pero en peores condiciones, en muchísimas peores condiciones.
 
Internados en los pasillos, en hospitales públicos.
 
La ley
Vamos al plano de la ley. Hay gente que verdaderamente cree que la ley te protege, que llega a todos lados. Que el estado está ahí para ayudarte. Que la policía te cuida. Pero no, en la realidad, hoy, la ley es una farsa, y se aplica sobre los pobres. Y el estado está ahí para reprimirte y robarte. O no es un robo, dos meses de salario por año en concepto de impuestos, cuando los capitalistas casi no los pagan... podría seguir enumerando esas injusticias, esa realidad concreta, cruda. Por ejemplo el hecho de que el estado le paga las buenas vidas de los curas, sabían eso? O que la sangre indígena construyó las riquezas de los defensores de la moral. Ojo, no crean que les decimos a las mujeres embarazate, abortá. No, tenemos que enseñar a conocer su propio cuerpo, las formas de cuidarse, y de vivir el placer que nos es dado vivir a los seres humanos (porque además hoy está claro, cada vez mas, que la represión de los curas está directamente relacionada con la pedofilia) y que en los casos en que queden embarazadas puedan decidir sobre su propio cuerpo, sus planes, su futuro. No me voy a poner acá a filosofar o hablar de la subjetividad, de las redes de deseo, de Lacan, Freud, Levi Strauss, pero un ser humano tiene un nombre, es deseado, se inscribe en una red de relaciones simbólicas y de libido, necesidad. Todo eso no es tenido en cuenta en los planteos en contra, que se atienen, lo repito, a esa legalidad abstracta, a ese concepto de la jurisdicción moderna llamado 'persona'. Yo quiero que dejen de morirse dos mujeres por día por abortos clandestinos. Quiero el fin de la hipocresía, y que los que aquí opinan salgan a exigir que se apliquen las leyes sobre educación sexual. Que se deje de alimentar al oscurantismo de la iglesia con la plata de nuestros impuestos (separación de la iglesia y el estado), que se garantizen los anticonceptivos (buenos) en los centros de salud públicos (¿Vieron lo que son los centros de salud pública?) y que, para ir al fondo, terminemos con este sistema capitalista profundamente desigual, que es la raíz de todos los males.
 
 
 
 

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