domingo, 26 de junio de 2011

Masacre de Avellaneda, nueve años de impunidad.


Por Pablo Kbal. 

Darío y Maximiliano estaban marcados hace rato porque ayudaban y aportaban en comedores populares, los miserables $ 150 que cobraban de planes sociales. Si no, véanse las imágenes de las filmaciones y fotografías, secuenciales que hay de aquel momento, en el cual se ve como los policías descubren los rostros de ambos para saber si los habían – literalmente – cazado, porque fue evidente que eso fue una cacería, sabían lo que estaban buscando y a quienes estaban buscando.

Da mucha bronca e impotencia saber que los autores intelectuales no están presos, ni siquiera procesados por esta causa. Duhalde, conservador como lo fue siempre, criminalizando las protestas sociales, principal responsable intelectual de esta masacre, si realmente fuera acérrimo opositor y enemigo de los Kirchner, debería estar preso hoy por esta causa, y quien los llevó de su mano al poder en el año 2003, es hoy candidato a presidente, y que nunca se hizo cargo del hecho, es más, desde un primer momento se encargó de despegarse de lo ocurrido.

Esto evidentemente, expone el falso progresismo del gobierno actual, que no hizo nada para que sea sometido a juicio por estos crímenes, ni siquiera recuerdo que haya sido procesado, ni pensar en que va a ser condenado, ni se les ocurra.

Otro tema a destacar, fue la vomitiva tapa de Clarín, al día siguiente de los asesinatos: "La crisis causó dos nuevas muertes", cuando la secuencia de las fotos, de los fotógrafos del mismo diario ya exponían lo que había sido una masacre, y que lo ponían como cómplice y obsecuente del gobierno de Eduardo Duhalde. En aquél momento, su editor jefe, Julio Blanck, salió a explicar y pedir disculpas, diciendo que la tapa le había parecido "horrible", aunque nunca desligó al diario la complicidad que tenía con aquél gobierno.

A 9 años, el hecho sigue impune. ¿Por qué digo que sigue impune, si se juzgó a Franchiotti y otros policías? Porque nunca se hizo vista desde la justicia para juzgar las responsabilidades políticas, y este gobierno no ha dicho nada de la autoría intelectual de Duhalde.

Esperemos que esto no quede así, porque tanto Maxi, como Darío se merecen justicia, como otros tantos argentinos de los que no debe olvidarse su lucha.

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